Los neumáticos son un elemento fundamental en la seguridad de tu vehículo. Su óptimo estado va a incidir de manera directa en la conducción, evitando accidentes y salvando vidas. Con el tiempo, esta pieza clave va desgastándose, e incluso sufre agresiones en forma de pinchazos o desgarros. En ambas situaciones debemos estar atentos a su estado, proceder a su reparación o incluso inclinarnos por cambiarlos, dependiendo de su estado. A la hora de tomar esa decisión sobre reparar o sustituir hemos de atender a lo que indica la legislación, que es muy estricta en cuanto a las opciones que están permitidas o no.
Existen unas circunstancias en las que la Ley obliga imperativamente a realizar un cambio de neumáticos, atendiendo a la seguridad de los usuarios durante la circulación. La más clara se refiere al grado de desgaste de este elemento de caucho. Si revisamos la profundidad del dibujo y descubrimos que se presenta inferior a 1.6 mm, es imprescindible su cambio. La seguridad y posibles sanciones son dos poderosas razones para hacerlo. También es importante localizar la posible aparición de grietas en el caucho, o que esté presente un desgaste o deterioro manifiestos. Debemos comprobar que la rueda no presenta daños ocasionados por elementos con los que ha colisionado durante su uso, generando pellizcos o pérdida de superficie. En ningún pueden quedar visibles en el neumático las estructuras internas. Hemos de analizar con ayuda de un profesional el estado estructural del neumático, de manera que no esté en peligro o existan daños derivados de conducir con un neumático pinchado.
Otros factores que hay que vigilar son la presencia de daño derivado de una reparación defectuosa realizada anteriormente. Por esta razón es muy importante ponerse en manos de profesionales a la hora de realizar el chequeo estricto del estado de tus ruedas o su reparación. Respecto a los pinchazos, según el daño producido y la zona en la que se producen habrá que valorar si es mejor reparar o hay que cambiar. La legislación indica claramente que pueden repararse cuando el pinchazo se ha producido dentro de los tres cuartos centrales del dibujo. Hay una medida estricta que incide en un pinchazo. De ninguna manera se permite reparar una incidencia que presente un tamaño igual o superior a los 6 mm de diámetro. Si el pinchazo se ha producido en el flanco, la reparación no es posible ya que está en fuera de la zona considerada como “de reparaciones pequeñas”. La razón de que esta zona sea definida de manera tan estricta viene derivada de la tensión y la flexión que se produce al circular, que puede hacer estallar la reparación por rotura estructural del flanco.
Un detalle esencial que los profesionales siempre indican con vehemencia es que una vez producido el pinchazo no se debe circular si creemos que puede ser reparado, ya que se encuentre en la zona de reparaciones pequeñas. De lo contrario al haberse perdido la presión de la rueda se produce una compresión entre la llanta y la carretera que va a ir agrandando el problema hasta inutilizar la rueda obligando inevitablemente a su cambio.
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